El mapa empresarial colombiano, al igual que el latinoamericano, está compuesto en su mayoría por empresas micros, pequeñas y medianas, cifra que dimensiona lo trascendental que es para nuestra economía que estas unidades empresariales crezcan fuertes y sanas.

Según el Registro Único Empresarial y Social, en el país el 94,7% de las empresas son microempresas y 4,9% pequeñas y medianas; generan alrededor del 67% del empleo y aportan el 28% del PIB, de acuerdo con el Dane.

Las mipymes impulsan la productividad nacional desde todos los sectores, en especial comercio, industrias manufactureras, construcción, actividades profesionales, científicas y técnicas, inmobiliarias y transporte y almacenamiento en las cuales se concentran cerca del 71 % de ellas.

El ramo de comercio sobresale en el tejido empresarial, en el cual representa el 35% del total de unidades económicas. Esta característica no es particular del país; en México concentra el 48% de las empresas; en Perú, 47%; en Chile, 34%; en Portugal, 37%, y en España, el 24%. Esto se explica porque, en buena parte de los casos, la creación de este tipo de negocios enfrenta menor inversión inicial en activos fijos y bajo costo de mano de obra.

Los desafíos que tienen estas unidades productivas no son pocos. Se han observado deficiencias relacionadas con las tecnologías de producción, baja calificación de la mano de obra, bajas capacidades gerenciales y dificultades para acceder al crédito. En este punto es importante seguir impulsando fondos de capital de riesgo para estos pequeños emprendimientos con el fin de evitar que ‘fallezcan’ en el intento, al agotárseles el capital de trabajo.

Igualmente, sigue siendo un reto que pierdan el miedo a exportar y generen productos y servicios con mayor valor agregado, dado que hoy solo 7% de los productos que se venden al exterior tienen una alta transformación, mientras que el resto son básicos o con bajo valor agregado. Con todo, se ha observado que del total de empresas exportadores del país, 83% son mipymes, y que de las 1.362 firmas colombianas que exportan bienes con alto contenido tecnológico, 61% son mipymes.

Trabajar en el desarrollo del potencial de las pequeñas empresas, a través de la innovación, la capacitación de la mano de obra y la calificación en estándares internacionales de calidad, es fundamental para generar el ambiente propicio para su desarrollo, crecimiento y sostenibilidad, dado que se ha identificado que este tipo de empresas duran en promedio 12 años. Es necesario, asimismo, que los empresarios se involucren en los esfuerzos que vienen liderando las regiones, y el Gobierno en focalizar las apuestas productivas y profundizar estrategias alrededor del clúster para cooperar, pero a la vez competir.

Los desafíos que imponen los mercados globales y la competencia empresarial dejan de manifiesto la necesidad de alcanzar eficiencias permanentes. Hay que profundizar en políticas de desarrollo empresarial a través de la innovación, formación de capital humano calificado, estrategia clúster y alternativas de financiación, teniendo en cuenta el papel de las pequeñas empresas en la generación de empleo e ingresos para los colombianos. No hay tiempo que perder en el fortalecimiento de estos motores de crecimiento, en un país que requiere transformarse para acelerar su desarrollo, en medio de un entorno económico mundial que ha demostrado que no agregar valor a los productos y apostarle solo a los commodities, resulta no solo arriesgado, sino muy costoso.



Julián Domínguez R.
Presidente de Confecámara