Avanzar en la formación de los jóvenes en concordancia con las necesidades de los procesos productivos, es y seguirá siendo uno de los principales retos sobre los que el país debe profundizar.

Cerrar esta brecha representa una gran oportunidad para que más jóvenes encuentren alternativas laborales y las empresas cuenten con el personal idóneo que les permita ser más competitivas.

En ese sentido la educación dual es una gran opción ya que no solo se imparte en el aula, sino en la empresa, además cuenta con ciclos de formación más cortos, de tres años frente a los cinco que ocupa el joven en la educación tradicional, propiciando que los contenidos y el proceso de aprendizaje den respuesta efectiva a las necesidades de capital humano del sector productivo. Según una encuesta realizada por Manpowergroup en 2021, el 70% de los empresarios colombianos reportó tener dificultad para encontrar el talento necesario para integrarlo a sus procesos productivos.

En este camino países como Alemania y Suiza han logrado altos niveles de productividad impartiendo a sus jóvenes educación dual. Los estudiantes desarrollan sus conocimientos basados en la formación, el desarrollo de habilidades blandas y su capacidad de aprender en escenarios de la vida real.

La tasa de desempleo juvenil en enero de 2023, según datos del Dane, llegó al 18,2% frente al 11,2% del promedio nacional. Esto nos demuestra que existen suficientes argumentos para que el modelo de educación dual se masifique de tal manera que se generen dinámicas que impacten la generación de empleo y oportunidades para diferentes grupos poblacionales.

Hoy en Colombia existen 21 programas académicos según el Ministerio de Educación que funcionan bajo el modelo de formación dual y 431 empresas están vinculadas como co-formadoras. 6.000 estudiantes están vinculados a las universidades empresariales que imparten estos programas, la gran noticia es que el 89 % de ellos se queda trabajando en las compañías donde aprenden y se forman.

Uno de los temas en los que es necesario avanzar para que la formación dual se fortalezca, es la generación de incentivos para garantizar la aplicabilidad de los contratos de aprendizaje y simplificar los procesos que permitan ajustar los programas educativos a las competencias laborales, asunto que en la actualidad toma periodos largos.

De igual manera es necesario aprender de la experiencia acumulada en este tema en Uniempresarial, iniciativa de la Cámara de Comercio de Bogotá, la Alexander Von Humboldt liderada por la Cámara de Comercio de Armenia y de las universidades Autónoma de Bucaramanga y Autónoma de Occidente, las cuales han obtenido resultados, no solo en la calidad de la formación, sino también en responder a las necesidades del mercado laboral.

Colombia necesita avanzar en la masificación del modelo de educación dual partiendo de la convicción de que este contribuye a la generación de oportunidades para la juventud y el crecimiento del país. Este proyecto cuenta con el compromiso de los empresarios, las Cámaras de Comercio y las instituciones de educación superior, para lo que se requiere una política pública que acompañe y promueva los centros de formación.


Julián Domínguez Rivera
Presidente de Confecámaras