La transformación digital adopta múltiples formas: desde avances en conectividad y educación virtual, hasta cambios estructurales en sectores clave como los servicios legales. En este ámbito cobra vida el modelo Legaltech, entendido como la integración de tecnología y procesos jurídicos para
modernizar los registros. Se trata de una solución que combina tecnologías de vanguardia, asesoría legal especializada y transferencia de conocimiento entre las cámaras de comercio.
Según la OCDE y el BID, una transformación digital efectiva de los servicios legales exige tres condiciones fundamentales: gobernanza de los datos, diseño centrado en las personas e interoperabilidad institucional. Estas entidades coinciden en que el uso inteligente de la información
no solo mejora la eficiencia, sino que también fortalece la legitimidad institucional y la confianza ciudadana.
En ese marco, el modelo Legaltech desarrollado desde Confecámaras para el sistema cameral, se alinea con las mejores prácticas internacionales al integrar analítica avanzada y servicios accesibles, construyendo un ecosistema transparente.
El Registro Único Empresarial y Social (RUES), que compila la información empresarial del país, es un ejemplo contundente. Solo entre 2024 y lo corrido de 2025 ha recibido más de 185 millones de visitas, 65 millones de consultas y 18 millones de usuarios únicos. Más de 650 entidades públicas y 9.000 funcionarios acceden a esta plataforma para ejercer vigilancia, tomar decisiones de política pública, prevenir la corrupción y apoyar la gestión territorial. También lo hacen empresarios de todo el país, interesados en conocer a su competencia, identificar oportunidades y validar sus decisiones
con información verificada.
El RUES se ha convertido en una radiografía precisa del tejido empresarial formal colombiano. Gracias a la incorporación de inteligencia artificial, hoy es posible validar homonimias, anticiparse a fraudes y mejorar la experiencia del usuario mediante asistentes virtuales. Más allá de los procesos, el cambio más profundo es cultural. Cada vez más empresarios comprenden que formalizarse y sumarse a este ecosistema de confianza no es una imposición, sino una oportunidad.
Formalizarse es acceder a crédito, integrarse a cadenas de valor y contar con respaldo institucional. En ese proceso, las Cámaras de Comercio cumplen un rol clave como agencias de desarrollo productivo, ofreciendo servicios y acompañamiento que, en el 80 % de los casos, son gratuitos.
La información confiable y segmentada del RUES, más de 300 millones de datos, se convierte en la materia prima de una política pública bien diseñada. No podemos seguir poniendo una camiseta XL a las microempresas, construir soluciones diferenciadas según tamaño, sector, ubicación y momento del ciclo de vida empresarial es hoy una tarea urgente. . Solo así evitamos que las políticas uniformes obstaculicen el crecimiento y la movilidad empresarial.
En un país que enfrenta desafíos de transparencia y competitividad, estas experiencias demuestran que la transformación sí es posible, a través del fortalecimiento de un ecosistema de confianza con información viva. Que los datos pueden ser una nueva infraestructura para el desarrollo. Y que, cuando empresarios, gremios y Estado caminan en sincronía, el resultado es un tejido empresarial más eficiente y preparado para el futuro.