Palabras del doctor Julián Domínguez Rivera, Presidente de Confecámaras, durante la clausura del Congreso Anual de Confecámaras 'Desafíos para impulsar el crecimiento

Cartagena, 1 de septiembre de 2017

Señor Presidente,

El país requiere instituciones que trabajen en el largo plazo por el desarrollo… Hace 100 años, en la tierra de sus mayores, se fundó la Cámara de Comercio de Tunja, un gran ejemplo de trabajo por su región, que se une a las Cámaras centenarias que conforman nuestra red: Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga, Cartagena, Cúcuta y Manizales. Ellas simbolizan bien la tarea de las Cámaras de Comercio de Colombia por el bienestar de nuestra sociedad.

WhatsApp Image 2017 09 01 at 2.09.06 PMEste año las dificultades de la desaceleración por cuenta de la caída de los precios del petróleo, sus consecuencias en la capacidad del gasto y la inversión públicas, y la polarización que impone miedo y paraliza la inversión y el consumo, son nuestras principales preocupaciones.

Ante los hechos, lo peor es cruzarse de brazos.  Por ello, la cita anual de Confecámaras, la denominamos ‘Desafíos para impulsar el crecimiento’, que pasa por remontar el choque que nos ha dejado la crisis de los commodities, impulsar una mayor eficiencia empresarial, ver la reconciliación como un buen negocio y atacar la ilegalidad en todas sus formas.

Hoy más que nunca los desafíos que Colombia enfrenta demandan el trabajo conjunto para concertar iniciativas creativas que ayuden a mejorar los indicadores de crecimiento y el bienestar de la población. No podremos conseguir resultados diferentes haciendo lo mismo.

No cabe duda que este ha sido uno de los años más retadores para la economía del país. En el primer semestre los empresarios aplazaron decisiones de inversión a la expectativa de las nuevas reglas del posconflicto y el impacto de la reforma tributaria, un sacrificio enorme que el país viene haciendo para conservar la estabilidad fiscal ante el fuerte impacto del choque externo, condición indispensable para acceder al crédito y atraer la inversión.

Igualmente, la baja en la inflación y de las tasas de interés, las tarifas de impuesto sobre las utilidades, la deducción plena del IVA a los bienes de capital, los nuevos beneficios tributarios para la hotelería y las empresas que se constituyan en las zonas más afectadas por el conflicto, Zomac, así como la exención al pago de renta por quince años para los productores de energía con fuentes renovables, son factores que generan esperanza para el segundo semestre.

Con todo, falta un esfuerzo aun mayor con el fin de que se agilicen la ejecución en temas fundamentales, como las vías 4G, los planes de vivienda y las inversiones en las regiones más afectadas por el conflicto, y que se ejecuten con transparencia y eficiencia, y así irrigar a la economía de recursos que ‘empujen’ la industria, el empleo y el consumo.

La Dra. María Lorena Gutiérrez, Ministra de Comercio, Industria y Turismo, será una gran aliada para continuar superando los cuellos de botella que afectan a los empresarios, como la lucha contra el contrabando, la informalidad y la ilegalidad; especializarse en sectores donde podemos marcar la diferencia en el mercado nacional y mundial; e introducir de manera consistente la innovación y nuevas tecnologías en las empresas.

Pero, así como todos los días se pide al Gobierno acciones para impulsar la economía, este es también el momento para que el sector privado profundice su trabajo para lograrlo. 

Se hace necesario pensar con mayor audacia para superar los obstáculos. No podemos ser simples espectadores de nuestro presente y, por consiguiente, ser pasivos en la construcción de nuestro futuro. Nunca como ahora, el sector privado tiene la tarea de ser protagonista de los cambios que requiere Colombia.

WhatsApp Image 2017 09 01 at 2.33.25 PMEn este marco, quiero plantear una primera reflexión que deseo expresar a manera de invitación: pasamos por un momento trascendental en nuestra historia, en donde es necesario que desde todos los sectores hagamos un pacto para poner al país por encima de todo: de colores o gustos políticos, de corrientes de desarrollo disímiles o de intereses electorales o particulares.

Los invito a ustedes, señores empresarios, a ser los garantes y promotores permanentes de este pacto. Colombia, su futuro, por encima de todo. Estamos a tiempo de proteger nuestro presente y el futuro de las próximas generaciones.  Los invito a que lo colectivo sea nuestro signo, porque no podemos seguir haciendo olas con la polarización, marea que desembocará en un tsunami que finalmente nos va a tapar a todos.

Nos preocupa que la confrontación también está afectando a la economía, en el sentido de que las decisiones de inversión y consumo se están retardando por cuenta de una percepción más mala del país de lo que efectivamente está ocurriendo. Sin duda, hay desaceleración y atravesamos dificultades en varios campos, pero, como en la profecía autocumplida o el cuento de García Márquez, “algo malo va a pasar en este pueblo”, si nos convertimos en propagadores del desastre, ese es el resultado que vamos a obtener.

Hago esta apelación porque no es exagerado decir que los logros alcanzados y otros por los que se trabaja día a día, con el concurso de los sectores público y privado, están en peligro por la radicalización que ha alcanzado el discurso político y la polarización que afecta a nuestra sociedad.

Un análisis de Joaquín Villalobos, protagonista del conflicto en El Salvador, alerta sobre el camino de ingobernabilidad que puede tomar el país si persiste la polarización. Nos muestra el infortunado espejo de ese país que, tras firmar el acuerdo de paz, no logró consolidar el salto esperado en su desarrollo, que estancó su economía, generó una crisis política crónica y permitió el desborde de un fenómeno criminal de pandillas que tienen en jaque al Estado. Dice el analista que los países progresan esencialmente sobre la capacidad que tengan los políticos de pactar a pesar de las diferencias.

Y, agrego yo, que ese pacto sea lo que más le convenga al país, no a los intereses de pequeños grupos que buscan mantener capturado al Estado central y regional.

La división es fatal para cualquier nación. Es necesario hacer un llamado a la calma, pensar en los asuntos estructurales, dejar que la justicia actúe donde tenga que actuar, y apuntalar la confianza, para trabajar en el crecimiento de las empresas y el bienestar de los más desfavorecidos.

Debemos preguntarnos si las diferencias son más importantes que el futuro de todos.

Los invito a pensar con grandeza para que nuestras instituciones puedan asumir el reto también de actuar con grandeza, no acorraladas por el miedo como se pretende tenerlas con el manto de sospecha de que todos los que las integran son delincuentes.

Ahora, la tarea es trabajar para que la reconciliación sea el mejor negocio, como está ocurriendo en Nicaragua y lo ilustró el día de hoy mi amigo Rosendo Mayorga, Presidente de la Cámara de Comercio de ese país.

Sin duda, persisten grandes retos.

Ganarle la batalla a la corrupción es el más grande. Un mal enquistado en nuestra sociedad con efectos profundos en la confianza y la estabilidad de nuestras instituciones. Pero no debemos llamarnos a equívocos: Colombia ha superado por décadas desafíos profundos y este no le puede ni le va a quedar grande. Son mayoría los colombianos de bien, con profundos valores éticos, que se enfrentan a su tarea diaria con base en el respeto por las normas, que condenan la cultura del atajo y a quienes quieren surgir pública, social y económicamente a través de la ilegalidad. 

 

Existen otros retos relacionados con la calidad y eficiencia de las instituciones. Hemos señalado la necesidad de equilibrar las decisiones nacionales con las territoriales. Y lograr un mayor grado de coordinación y articulación horizontal entre ministerios y otras entidades del orden nacional, así como entre las instancias de carácter nacional, departamental y municipal.

En ese contexto, nuestra contribución a buscar soluciones de fondo para las empresas nos llevó a preguntarnos qué hacen aquellas cuyo crecimiento es superior al promedio, pero también qué factores son esenciales para que las empresas duren más.

Es parte de nuestro trabajo para que los más de 300 millones datos y 3,5 millones de firmas registradas, que brindan rica información, agreguen valor a la competitividad empresarial y a las políticas públicas. Con este propósito, estamos ejecutando una gran estrategia denominada Información para la Competitividad.

La primera respuesta es que nuestras empresas pueden crecer más del 10%, a pesar de las circunstancias. Y, la segunda, que también es posible mantenerse en el tiempo y sobrevivir más años que el promedio, que es de cinco años.

De una muestra de 26.000 sociedades que registraron sus ventas de manera continua en el Registro Único Empresarial y Social - RUES, de las Cámaras de Comercio, se identificaron 612 empresas que crecieron a dos dígitos y sostenidamente entre 2011 y 2015. Un gran hallazgo es que este grupo de firmas de alto crecimiento está concentrado principalmente en las pequeñas y medianas empresas en un 73%, seguido de las grandes que aglutinan el 27%.

Lo que estas empresas hacen para producir estos resultados, lo han obtenido con una receta de perseverancia elemental que mezcla cinco factores:

  1. El servicio postventa.
  2. La destinación de fondos a la inversión en innovación.
  3. El talento humano que aporta nuevos conocimientos.
  4. La capacidad de reclutar gente buena.
  5. Las alianzas con proveedores.

En cuanto a la supervivencia empresarial, pudimos identificar que el tamaño inicial de la empresa, diversificar sus mercados, exportar y el acceso al crédito a través del uso de las garantías mobiliarias constituyen los principales determinantes de la duración de las empresas que nacen cada año en el país.

La probabilidad de supervivencia de las empresas que se apalancan mediante créditos avalados por garantías mobiliarias es del 80%, el doble de la tasa promedio.

Por ello, estamos buscando que las instituciones financieras amplíen aún más su oferta de productos con esta nueva modalidad de garantías. Asimismo, en conjunto con la Bolsa de Valores de Colombia y el Deceval estamos generando sinergias para lograr que las empresas se financien con facturas electrónicas a través de la creación de un nuevo mercado.

Conscientes de que nuestras regiones están pobladas principalmente por mipymes, que realizan una contribución invaluable a la actividad económica del país, pues representan el 99,5% del tejido empresarial, aportan 67% del empleo total y el 28% del producto interno bruto, apoyamos su labor a través de programas de emprendimiento, innovación y fortalecimiento de las cadenas productivas.

Como lo hacemos, por ejemplo, en alianza con el BID para desarrollar habilidades empresariales en 3.000 emprendedores jóvenes o con Colciencias para la innovación empresarial con diez mil empresas, de las cuales 344 han implementado proyectos para mejorar sus procesos y productos.

O junto con la CAF y con el apoyo de la Alta Consejería Presidencial para la Competitividad, con la Dra. Carolina Soto, para apoyar la política de desarrollo productivo a través de agendas integradas que fortalecen las Comisiones Regionales de Competitividad.

Estos frutos son posibles y se consolidarán en la medida en que simplifiquemos trámites. El Programa de Centros de Atención Empresarial - CAE se encuentra en su fase de consolidación, 42 ciudades ya se encuentran vinculadas al sistema y comenzamos la implementación en 14 de las 15 ciudades restantes, lo cual redunda en la formalización de empresas. Lo sabemos porque en el último año hemos formalizado 25.000 empresas y sensibilizado 130.000.

Esta agenda debe tener un espacio propio, que las Cámaras han identificado a través de los clúster empresariales, donde tenemos retos importantes qué atender.

Finalmente, consideramos indispensable y urgente alinear las acciones para la implementación de las políticas de posconflicto con las agendas de las Comisiones Regionales de Competitividad. Para lo cual avanzamos en el desarrollo de una estrategia que dinamiza el rol de las Cámaras de Comercio en el posconflicto y promueve la reconciliación y la construcción de paz, a través de un proceso liderado por la Cámara de Comercio de Bogotá, y el apoyo de la Fundación Ideas para la Paz.

El estudio evidenció cinco áreas de trabajo en las cuales las Cámaras de Comercio están listas: fortalecimiento empresarial, agendas de competitividad, participación ciudadana, métodos alternativos de solución de conflictos, y participación en alianzas públicos privadas y sociales.

Todos estos logros que estamos compartiendo con ustedes, nos permiten mostrarle al país que en Colombia pasan muchas cosas buenas que a veces no logramos advertir.

Así refrendamos, una vez más, el compromiso de las Cámaras de Comercio de ser motores que impulsan el desarrollo regional, el fortalecimiento empresarial y, sobre todo, la generación de confianza gracias a que son punto franco para la concertación y la unión de propósitos.

Es muy estimulante que las Cámaras de Comercio sigan siendo reconocidas por los empresarios como los mayores agentes de desarrollo empresarial de Colombia, según la Gran Encuesta Pyme 2017, de Anif, en la que el 85% de los empresarios encuestados así lo reconocieron.

Señor Presidente, no me queda más que darle las gracias por su apoyo y acompañamiento permanente a las Cámaras de Comercio. Nos queda un año más de trabajo con usted y su equipo de gobierno, pero esperamos, eso sí,  no sea esta la última vez que nos acompañe en el Congreso de Confecámaras.

Quiero reiterarle que, en el posconflicto, en los retos empresariales y en el desarrollo regional, las mejores aliadas continuaremos siendo las Cámaras de Comercio.

Sea esta, entonces, la oportunidad de reconocer el enorme esfuerzo que usted ha hecho, en temas fundamentales para el futuro de nuestro país, como la reconciliación, las relaciones exteriores, la integración comercial, la gobernabilidad de las Cámaras de Comercio y el reconocimiento de la importancia de los registros que llevan las Cámaras de Comercio, que son dignos de seguir apoyando y fortaleciendo para el bien de Colombia.

Y a nosotros, Señor Presidente, nos queda el compromiso de ser los garantes y promotores permanentes de este pacto y de una nueva Colombia. Su futuro, nuestro futuro, deberá estar por encima de todo.

Muchas gracias.